viernes, 9 de noviembre de 2012



Se considera abuso sexual infantil o pederastia a toda conducta en la que un menor es utilizado como objeto sexual por parte de otra persona con la que mantiene una relación de desigualdad, ya sea en cuanto a la edad, la madurez o el poder. Se trata de un problema universal que está presente, de una u otra manera, en todas las culturas y sociedades y que constituye un complejo fenómeno resultante de una combinación de factores individuales, familiares y sociales.Supone una interferencia en el desarrollo evolutivo del niño y puede dejar unas secuelas que no siempre remiten con el paso del tiempo.


En su mayoría, los abusadores son varones (entre un 80 y un 95% de los casos) heterosexuales que utilizan la confianza y familiaridad, y el engaño y la sorpresa, como estrategias más frecuentes para someter a la víctima. La media de edad de la víctima ronda entre los 8 y 12 años (edades en las que se producen un tercio de todas las agresiones sexuales). El número de niñas que sufren abusos es entre 1,5 y 3 veces mayor que el de niños.

Los niños con mayor riesgo de ser objeto de abusos son:
Aquellos que presentan una capacidad reducida para resistirse o para categorizar o identificar correctamente lo que están sufriendo, como es el caso de los niños que todavía no hablan y los que tienen retrasos del desarrollo y minusvalías físicas y psíquicas;


aquellos que forman parte de familias desorganizadas o reconstituidas, especialmente los que padecen falta de afecto que, inicialmente, pueden sentirse halagados con las atenciones del abusador; 

aquellos en edad prepúber con claras muestras de desarrollo sexual;

aquellos que son, también, víctimas de maltarto.


Según un cálculo de las llamadas «cifras ocultas»,entre el 5 y el 10% de los varones han sido objeto en su infancia de abusos sexuales y, de ellos, aproximadamente la mitad ha sufrido un único abuso.

Los abusos a menores de edad se dan en todas las clases sociales, ambientes culturales o razas. También, en todos los ámbitos sociales, aunque la mayor parte ocurre en el interior de los hogares y se presentan habitualmente en forma de tocamientos por parte del padre, los hermanos o el abuelo (las víctimas suelen ser, en este ámbito, mayoritariamente niñas). Si a estos se añaden personas que proceden del círculo de amistades del menor y distintos tipos de conocidos, el total constituye entre el 65-85% de los agresores.

El abusador sexual es una persona de apariencia, inteligencia y vida normal. Con todo,suelen presentar rasgos marcados de neuroticismo e introversión, así como inmadurez (en forma de infantilismo, por ejemplo).


Según un estudio,la mitad de ellos no recibió ningún tipo de expresión de afecto durante su infancia y adolescencia, presenta problemas con el consumo de alcohol y no presenta déficit en habilidades sociales, aunque sí falta de empatía hacia sus víctimas, negando además el delito (rasgos no necesariamente acumulables en cada individuo). También se ha señalado que la personalidad del abusador, que disfrutaría sometiendo a un niño y causando un sufrimiento, se encuadra dentro de lo que se denomina (estructura psicológica perversa).


Fases del abuso sexual
El abuso sexual de un menor es un proceso que consta generalmente de varias etapas o fases:


Fase de seducción: el futuro abusador manipula la dependencia y la confianza del menor, y prepara el lugar y momento del abuso. Es en esta etapa donde se incita la participación del niño o adolescente por medio de regalos o juegos.

Fase de interacción sexual abusiva: es un proceso gradual y progresivo, que puede incluir comportamientos exhibicionistas,caricias con intenciones eróticas, masturbación, etc. En este momento ya se puede hablar de «abusos sexuales».

Instauración del secreto: el abusador, generalmente por medio de amenazas, impone el silencio en el menor, a quien no le queda más remedio que adaptarse.

Fase de divulgación: esta fase puede o no llegar (muchos abusos quedan por siempre en el silencio por cuestiones sociales), y, en el caso del incesto, implica una quiebra en el sistema familiar, hasta ese momento en equilibrio. Puede ser accidental o premeditada, esta última a causa del dolor causado a los niños pequeños o cuando llega la adolescencia del abusado.

Fase represiva: generalmente, después de la divulgación, en el caso del incesto la familia busca desesperadamente un reequilibrio para mantener a cualquier precio la cohesión familiar, por lo que tiende a negar, a restarle importancia o a justificar el abuso, en un intento por seguir como si nada hubiese sucedido.


Las consecuencias de los abusos
Una gran cantidad de estudios indican que la mayoría de las víctimas infantiles de abusos sexuales sufren daños como consecuencia de los mismos:
Tienen dificultades para sentirse personas y para crecer con autonomía. Los excesos de estimulación debidos a manipulaciones brutales y a emociones perturbadoras o frustrantes los dejan en un estado sensorial confuso y evanescente: entienden que son prisioneros de la voluntad ajena, se sienten amenazados pero no pueden responder o sustraerse a ella.


Entre el 70 y el 80% de las víctimas quedan emocionalmente alteradas después de la agresión (efectos a corto plazo). Las niñas suelen presentar reacciones ansioso-depresivas (muy graves en los casos de las adolescentes) y los niños problemas de fracaso escolar y de socialización, siendo más proclives a presentar alteraciones de la conducta en forma de agresiones sexuales y conductas de tipo violento.

El principal problema que hay con los abusos sexuales a menores es que, tanto si se trata de un simple acoso como si hay penetración, no suele dejar pruebas física duraderas en los niños. Por otro lado, ni el agredido ni los agresores, unos por la edad y otros por su problema, suelen ser capaces de explicar con precisión lo que ha ocurrido. Además, la confirmación de los hechos es complicada porque no suele haber más testigos oculares que la víctima y el agresor, el cual suele negar la acusación.

                  Abuso Sexual Infantil en Honduras

Según estadísticas, 1,800 casos de abuso sexual infantil se reportaron en Honduras en el 2009.
Informes estadísticos en Honduras, determinaron en el 2009 que las niñas de 10 a 14 años son las víctimas favoritas de aquellos hombres “enfermos sexuales” quienes incluso bajo el rango de profesionales se escudan tras una licenciatura, ingeniería o a fin para cometer sus fechorías; en la mayoría de los casos resultan ser los padrastros, tíos, primos, padre, hermano o hasta el vecino de “confianza” que visita a la familia y quienes les dan “entrada” a a la criatura para luego silenciar su depravación hasta dejarlas embarazadas, violadas(os) o continuar con su maquiavélico plan de apoderarse de ellos y silenciarlos sexualmente. 
Solo durante ese año 2009, 789 chicas entre las edades mencionadas, fueron vulnerables a fechorías de ese tipo, según lo revela hoy un reportaje realizado en un diario local bajo la fuente del Observatorio de la Violencia del Programa de las Naciones Unidas para el Desarrollo PNUD, Reyna Rivera Joya. 

Sepa usted que el 32.0 por ciento de los agresores es conocido por sus víctimas, el 9.2 es pariente y el 7.5% es la madre o el padre. En el caso de las adolescentes embarazadas, más de 100 jovencitas acuden diario a un centro hospitalario del país para atención médica, ya que desconocen qué hacer o qué decisión tomar cuando se encuentran con un “conflicto” de este tipo. 

Las denuncias sumaron un total de más de las mil llamadas, 470 tentativas de violación, 20 casos de incesto y 361 actos de lujuria. En comparación con el 2008, el total de casos sumó las 1,065 llamadas o reportes. Cualquier rango de edad no se desestima para que el menor de edad sea víctima de acoso sexual. 

El estudio también reveló en el caso de los varones, que 210 fueron los casos reportados desde el año pasado en contra de estos; las víctimas cumplen un rango de edad entre 0 a 4 años de edad, 5 a 9 años, 10 a 14 o 15 a 19 años. 

Nuestra recomendación: hable siempre con sus hijos, mantenga la mejor forma de comunicación con ellos, cuídelos en la manera de lo posible de sus compañías o sepa en verdad que hacen, de qué hablan, donde van, para luego poder evitar tragedias que marquen el curso de sus vidas para siempre. No se ciegue por una pareja, el amor de madre o padre debe ser prioridad en su vida; si siente que usted presenta problemas psicológicos, acuda a un centro de ayuda más cercano. 

No olvide que el niño, la niña, el o la adolescente bajo parámetros de amor, dignidad, temor a Dios y responsabilidad, puede vivir y ser una persona de bien a futuro. Denuncie casos como éste a las autoridades correspondientes y lo más importante, cuidemos a nuestra infancia universal!!